Hace tiempo me confesaste que tu primer enamoramiento fue leyendo esas palabras que se alojaron por aquí inspiradas por mi Musa en historias que ahora me son muy extrañas, aunque sus palabras hayan perdurado en este rincón que, hoy más que nunca, es un rincón para el olvido.
Estas palabras que mi vieja Musa me inspira hoy son una puerta que conduce a otros rincones: los de tu alma, los de tu cuerpo, a ti. Y es una puerta que se abre en un momento, en un tiempo impuesto por un calendario inventado, que es complicado para ti. Por eso, más que nunca, con mi mayor deseo, quiero que hoy mis palabras no solo te enamoren un poco más, sino que configuren una hermosa puerta, un arco o un puente sobre el que transites segura, amada, y donde la melancolía tenga dificultades para pasar.
Hoy escribo con la inseguridad de pensar cuáles fueron las palabras que pudieron hacerte sentir algo especial, para intentar no romper esa magia. Quiero traer en cada trazo virtual de cada letra un recuerdo de ti que, como ellas, perdurarán en mí mientras viva y allá donde quiera que vaya cuando aquí termine. Me gustan los trazos de tus dedos en mi rostro y los trazos dulces de tus labios sobre los míos... Pero, especialmente, adoro cómo tus ojos graban a fuego notas y acordes imposibles de describir.
Enero acaba. Y quizá no basten mis palabras para "frenar otros eneros" que acongojan tu alma pero prometo hacerlos más llevaderos, mas tiernos, más felices. Prometo tomar tus manos y recorrer tu cuerpo haciéndote cosquillas hasta que, entre risas que arrancan lágrimas, me pidas que pare. Y en esas lágrimas de amor y risa, estará huyendo la melancolía.
Comienza febrero y nuevas aventuras nos esperan junto a nuevas formas de amar, de crecer.
Y marzo engalanado y altivo de primavera se presentará ante nosotras. Y le seguirá abril con su olor de flores y campo nuevo. Y mayo vendrá pidiendo paso, saleroso, proclamando que el verano ya se acerca. Y así llegará junio y el sol se hará más presente para que julio acalore y agosto pueda rugir de plenitud decayendo lentamente hacia septiembre con el veranillo de San Miguel, últimos estertores del verano. Y octubre vendrá empujando, dejando caer a su paso las hojas de los árboles para crear un manto de ocres, una alfombra de gala para la llegada de noviembre... Y con él un año a tu lado marcará la dicha que ningún enero podrá frenar.
Dulces palabras para mi dulce amor, para tenerte siempre cerca, para escribir en ti toda una historia, la saga completa de sonrisas y alegrías. Dulce, tierna, para mí, eterna, para mí, infinita, mi Hero.
Hoy te regalo mis palabras pero toma algo más de ellas: toma el regalo que en ellas se oculta, que en ellas se protege y que con ellas juega. Es tuyo, para siempre.
Te quiero.
A.L.P.
