Porque este rincón fue tu olvido, mi olvido, el olvido

domingo, 10 de abril de 2011

Caproperiplo


«No, no voy a tirarte al río», cantaba mi Caproperiplo.
Era un amor sencillo y luengo,
yo cantaba el Caproperiplo en mis sueños,
tú hacías de ausencias la comparsa.
Yo era el eterno vástago del tiempo
que se filtraba en ti infinito.
Y más que una bonita historia
el Caproperiplo era una enseñanza erudita.
La cantaba mi abuelo y el jornalero
recogiendo la mies.
Su tono era grave y decía tal que así:
«No temas, Eurídice, al partir,
ni tema la sierpe la muerte si los dioses
me entretienen en este devenir.
Corta la mies, regocíjate en tu casa
y duerme a pata suelta antes de que Hades
con igual puño golpeé la del vecino
y tu propia puerta.
El Caproperiplo ya se acerca vacilante
y el zigzag tambaleante anuncia su embriaguez.
Toma tus cabras, amigo, acepta mi mies
y a Deméter honremos sin olvidar a Perséfone
que nos canta riendo:
“y no temas que al río no te voy a tirar.”
Goza, baila hasta caer desfallecido
y entona alegre el Caproperiplo,
y hasta que Hades venga,
¡sé feliz, amigo!»
Sandra López

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