Pero es tanto el vacío
Para mis pequeñas: Raquel y Naomi
Por su bien el adiós has elegido
aunque el amor esas razones no comprenda
y el recuerdo se haga fuerte
en cada una de las parcelas de la mente.
En tu llanto van implícitas, Raquel,
las carencias que tú hiciste desaparecer
(es importante que siempre lo recuerdes);
y si su rostro la sonrisa permitiera,
ésta sería en agradecimiento su regalo.
Guarda su tierno gesto en tu recuerdo,
concédele a su tierna mirada
un lugar de privilegio,
y cuando su ausencia empañe tus ojos,
revive la felicidad, la única,
que vino acompañada de tus brazos;
cuando aliviábamos la picazón de sus orejas
o su respiración acompasada cada noche.
Trae al pensamiento su mejora,
gracias a ti, su nodriza,
y cuando te digas «pero es tanto el vacío»,
contéstate, decidida, con el vacío que llenó ella
y el inmenso vacío que le llenaste tú
Sandra López