Porque este rincón fue tu olvido, mi olvido, el olvido

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Medea Alfonsí (fragmentos)

(...)
Dicen los abtores
que "el miedo acresçie al amor"
et ansi Medeia amo te,
mas commo dome yo
a crueles toros e serpente
non fuy capaz de domar
a vn desarmado varon.
Et omne non fuyste, Iason,
eel Fado de armas pribote
e fyn a Medeia non distes
con las tus manos mas de lacrimas
bañado vinotel xuramento
de la tu mano en mano
quando con vineno e grandes ardores
Creussa el mio fuego avivava
e non el fierro en crimenes
yendido en ynfantes carnes.
Et agora "¿do es la deydad e do los dioses
por quien tu me juraste?"
Mios son e nunca tuios
los fiios que pario Medeia,
prebenda de promesa
antes de casamiento con Creussa.
¡Creediza es la voz de amor
en nupcias e casamiento anunciado!
(...)
Demudóseme el seblante por la mi tierna hedad
et bermeias las mis mexiyas
en vison del eroe e la su beyeça
y faziome suia
como suia non deuia yo de ser.
Isifile non dixo al marinero
quando Lepnos dexava
que conblueca por ti fuera
et en aren de tres mugeres.
De reyna, esposa y madre entera
el tu couarde furor convirtiome
en essiliada, guerfana y ramera
(...)

Sandra López

domingo, 6 de noviembre de 2011

CRÓNICA
Federica Jiménez
La última. Noticias, 11-04-2011

Ayer, en torno a las 15 horas, en el pequeño pueblo de Alrodonejo, en esta misma provincia, un rosal atacó con sus espinas a una anciana transeúnte de nombre Clavelina, que se apeaba del tranvía procedente de la casa de su hermana.
“Un error”, “Una desgracia” rezan los titulares: en los pétalos se marcaba un nombre distinto al de la difunta.
Los vecinos afirman que no es la primera vez que ataca a alguien.
La policía investiga quién le suministra las espinas y ha mandado una circular a los pueblos cercanos: “Peligro de rosal homicida en Alrodonejo de unos 50 cm de altura y rosas blancas, situado en la confluencia de la calle Mayor con la Avenida Real. No morar a menos de 10 metros de su entorno” (Y adjuntan foto)
«Siempre ha estado ahí», nos dice Dalia, una vecina, «y siempre me ha parecido que tiene mal talante» Este hecho lo  corroboran el resto de habitantes de Alrodonejo.
Respecto a Rosalinda Rodona del Rosal cuyo nombre figuraba en los pétalos, nada sabemos salvo que se halla en paradero desconocido.
¿Qué pudo motivar esta desgraciada acción? El comisario De Ocampo sigue la pista de la coincidencia del apellido “del Rosal.”
Los familiares, en medio de las pesquisas policiales, han dado sepultura a la difunta de cuyo epitafio nos hacemos aquí eco:
Clavelina Gómez del Rosal. 12-10-1927 / 10-04-2011
«Una rosa es una rosa»
Requiescat in pace

Sandra López

viernes, 23 de septiembre de 2011

Breviter vixit
Hete aquí una mariposa que cayó en mi regazo…
Aterciopelado tacto en el regazo
de una vida que unce metálicos caballos
y con embragadas riendas corta al Noto
que esconde el pardo color de tu textura.
Helénico prodigio, voces de la Pitia
y en tablilla de oro versos apolíneos:
Breve la sombra
de tu más breve vida
que algo me oculta1.
Pido a la efímera razón de la existencia
y a la deidad fugaz de tus alas
que la sombra de tu vuelo
guarde el alma moribunda 
que solícita arrojaste a mi regazo

    1.  Diego Román
Sandra López

miércoles, 3 de agosto de 2011

Hastío estival

Qué pena de lo que pudo ser
y quedó hastío
de una primavera inerte
por el frío,
engastada en tus guantes
calendando la helada sangre de tus manos.
Los recuerdos no me abandonan
pero es extraño
este sentir en que me debato
si desterrarte o no a la vida
de los que pasaron sin quedarse.
La dura vida este ejercicio me impone
y no vas a ayudarme.
Qué pena. Pena de este hastío
de lo que pudo ser

Sandra López

sábado, 9 de julio de 2011

Soñaba que soñaba que allí estabas;
que una barca alejaba a unos muchachos;
que tu encina sobre una roca se alzaba
sobre la que hacía maniobras.
Era todo tan nítido, tan claro,
que en sueños pasaba miedo
agazapada en los matorrales de ese risco
por alcanzar lo que había caído
sin acordarme ahora.
Y a los pies de la roca de tu encina
un inmenso lago que acongoja.
Hoy he viajado, Ferefata,
por tu capricho,
a tus dominios, y ahora
la sensación de conocerlos,
me da miedo


Sandra López

jueves, 26 de mayo de 2011

También envejece el amor

No sé dónde hallar cuando te miro
el excitante graznar de los gansos
de aquella Afrodita tan mía
en las tardes húmedas de tu recuerdo.
¡Cuán grande hacemos al amor en la distancia
y con qué crueldad nos devuelve su tamaño exacto
cuando vuelve  canoso y envejecido
por el tiempo que ni a Titono perdona!
También envejece el amor lozano
y el gesto se muda, la voz se agrava
porque la agria Moira no perdona;
y ni tú ni yo hicimos caso a la advertencia
del carpe diem horaciano cuando aún
era el amor un Titono joven
que en su juventud deslumbró a la Aurora.
Pero no sólo juzgo a tu amor,
juzgo también a mis ojos en  que el tiempo
ha borrado la inocencia y ya no miran,
como antaño, con sorpresa.
¡Cuán desdicha la nuestra, Eos,
cuando Titono envejece sin morir
y lo enclaustras en un palacio,
herencia del mismo tiempo que te lo ha robado!
Escapad, quienes a tiempo estéis,
y no retéis un pulso al tiempo:
en las distancia largas
él siempre con la victoria se alza
Sandra López

jueves, 28 de abril de 2011

Por Cintia pecadora

Cintia, dame a beber que vengo seca
de sed del agua que se escurre
entre los montículos rosados de tus labios,
y si he de olvidar, ¡qué olvide!
Ni Mnemosine ni los castigos de otra vida
podrían castigarme tanto
como ver la gota lasciva de tu boca
y querer alcanzarla y no poder.
Se piadosa, Cintia, y temerosa del dios
y no conviertas esta alma pecadora por tus besos
en un Tántalo que se ahoga en el agua
sin poderla beber
Sandra López

domingo, 10 de abril de 2011

Caproperiplo


«No, no voy a tirarte al río», cantaba mi Caproperiplo.
Era un amor sencillo y luengo,
yo cantaba el Caproperiplo en mis sueños,
tú hacías de ausencias la comparsa.
Yo era el eterno vástago del tiempo
que se filtraba en ti infinito.
Y más que una bonita historia
el Caproperiplo era una enseñanza erudita.
La cantaba mi abuelo y el jornalero
recogiendo la mies.
Su tono era grave y decía tal que así:
«No temas, Eurídice, al partir,
ni tema la sierpe la muerte si los dioses
me entretienen en este devenir.
Corta la mies, regocíjate en tu casa
y duerme a pata suelta antes de que Hades
con igual puño golpeé la del vecino
y tu propia puerta.
El Caproperiplo ya se acerca vacilante
y el zigzag tambaleante anuncia su embriaguez.
Toma tus cabras, amigo, acepta mi mies
y a Deméter honremos sin olvidar a Perséfone
que nos canta riendo:
“y no temas que al río no te voy a tirar.”
Goza, baila hasta caer desfallecido
y entona alegre el Caproperiplo,
y hasta que Hades venga,
¡sé feliz, amigo!»
Sandra López

martes, 5 de abril de 2011

Bajo el mundo

Bajo el mundo siento su peso
cómo me achica en el espacio
y en el tiempo aumenta mis años.
Echo de menos a una amiga
que se ha ido quizá para no volver,
y ya no sé qué decir ni qué hacer
sin ahogar más este orgullo
que ya no sabe dónde aferrarse.
El amor no me consuela,
sino que me abre heridas como cráteres
en este corazón carbonizado.
El llanto irrumpe solo,
sin llamada, no le hace falta.
Siento lejanos a mis amados griegos
y sus letras (¡qué me perdonen!)
me parecen bárbaras, inextrincables.
La Arqueología no despierta en mí
ni la mitad del tergiversado lenguaje
del ateniense Tucídides,
y contigo, Safo, ni a compararla me atrevo.
Los días en monotonía pasan:
me faltan ganas, me falta ilusión,
me falta Alexandra.
Y el mundo me empequeñece
bajo su peso, como Urano a Gea
en procreación perpetua,
haciéndome pequeña, pequeña,
insignificante.


Sandra López

jueves, 31 de marzo de 2011

Porque he vuelto

Repiten las rosas el eco de tu nombre, Safo,
en esta corona a Andrómeda ganada
en la carrera a fondo de los besos.
Yo hoy me pierdo en los versos que tu plectro
me ha enseñado cuando tus dedos afinaban
las tensas cuerdas de aquella lira
resbalando como nieve en el Parnaso
para rozar suavemente mis manos.
Y el eco de tu nombre, tantas veces pronunciado,
tiene cabida en cualquier pie, en cualquier rima,
de estos versos de estrofas doloridas.
Ay, Safo, que aunque de mi lamento
la gran historia no deje recuerdo,
sepa el eco de tu nombre, que he vuelto,
que me quedo, que en ti enciendo
y apago mi deseo como antaño;
que te llevo, Safo, en el pensamiento,
como el pensamiento de la dulce Atis
no te dejaba reposar el sueño
en charlas nocturnas con la luna.
Ya no pidas más, ya no supliques:
mira cómo tus versos han ablandado
a la dura y ausente Afrodita,
y ven a rescatar lo que tu mente tejió conmigo
en el insomnio de eternas noches,
en el inmenso tapiz de los suspiros
Sandra López

sábado, 26 de febrero de 2011

Esquirlas

Nunca me he parado a pensar
en cuántas esquirlas puedo romperme
o cuál es la proporción de cada una
de las que hasta ahora se han roto.
Confieso que a veces he sentido desplomarse
una parte de mí misma
con la pesadez enorme de una columna hercúlea
de alguna ciudad del pasado,
y he comenzado a tambalearme.
Otras, en cambio, las pierdo tan poco a poco,
casi sin sentirlo, que me asusto cuando miro
y sólo encuentro por vesícula
un enorme agujero.
Y es que debo de estar por dentro apuntalada,
y andar por mí ha de ser con casco de seguridad
y lejos de los límites de peligro.
¿Cuántas veces hemos afirmado no poder más
y en cambio nos hemos quebrado
en otros tantos mil pedazos?
Tal vez me queda la ilusa esperanza
de que el centro es tan duro,
de un material tan noble y duradero,
que resistirá embates y batallas
aún sin la protección de sus esquirlas
Sandra López

martes, 22 de febrero de 2011

 Para variar

Fuera el aire se estremece
golpeando con furia los cristales
y alguna lágrima de lluvia
su rostro etéreo empapa.
Yo me acurruco entre las sábanas
buscando a tientas
en esta oscuridad artificial
tu cuerpo sonrosado y tibio,
dejando pasar las horas
que apaciguen el dolor
y los golpes del viento en el cristal
sin sumar hoy, para variar,
mis lágrimas a sus lágrimas
que se estremecen en nublados que presagian
una de las batallas del fin del mundo


Sandra López

sábado, 29 de enero de 2011

Reconstrucción del fragmento papiráceo 2b

 Gracias
Oh, Tristia, dolor de mi dolor
no sé quién querrá volver mañana
cuando la aurora haya dejado ya rosados
los dedos de aquella mano
que dio vida a vuestros versos.
Menos ahora, que el viento
cegados ha dejado los huecos
de la doble flauta con la que
se creaban melodías tan sutiles,
tan hermosas y completas,
tan dolorosas y tristes,
tan en el alma certeras.
Pues eres, Tristia, audaz heraldo,
y golpeando las puertas
mi corona ebria dos borrachos me robaron
y los canes que la guardan.
Eco de los golpes, resonancia de mi herida
que sangra en mala hora.
Ay de mí, qué llega ahora, Tristia,
cuando no encuentra consuelo
mi corazón desterrado,
ni leyendo vuestros versos.
Cuando ella, traicionera, sin dudarlo fue tras él.
¿Qué musas de la tristeza,
Tristia, te pusieron ese nombre?
Almudena

viernes, 28 de enero de 2011

Fragmento papiráceo. Fr. 2b- Por el dolor de Tristia

 Un poco más corrupto, Diego, pero...

Oh, Tristia, dolor de mi dolor
   ]quién[       ]volver mañana
cuando la Aurora[              ] rosados  …ca. 3…
cegados ha dejado los huecos
de la doble flauta con la que… ca. 4…
   ]T<r>istia, audaz her[aldo,
y golpeando las puertas
mi corona ebria dos borrachos me robaron
y los canes que las guardan.
Eco de los golpes, resonancia de mi herida
que sangra en mala hora.
Ay de mí [     ]T<ristia>… ca. 3…
ella [    ]tras él …ca. 1…
]te pusieron ese nombre?
Sandra López

jueves, 27 de enero de 2011

Si te hubiera hecho el amor aquella noche

Si te hubiera hecho el amor aquella noche,
me sabría tu cuerpo de memoria
y no me estremecería imaginando
el sobresaliente en el control de tus gemidos.

Si te hubiera hecho el amor aquella noche,
en la que a punto estuve de quedarme,
constreñirían mis huesos tus abrazos
y quedaría tu olor entre mis sábanas.

Si te hubiera hecho el amor aquella noche,
hubiera luchado Dione contra Morfeo
y me hubiera alzado en el eterno sueño
en que me dejaran tus músculos tensos,
tensos y luego palpitantes y lánguidos.


Si te hubiera hecho el amor aquella noche
hoy no divagaría entre versos de deseo,
en condicionales sin condición, con su apódosis incompleta,
en pasados que no fueron ni serán.
Podría recurrir a mi recuerdo,
hacerte el amor cada segundo en mi memoria,
rozar tus labios, temblar bajo tu peso,
y dejaría de repetirme cansadamente:
si te hubiera hecho el amor aquella noche…

 Sandra López

martes, 25 de enero de 2011

El juego de Eros

Sobre la mesa, junto a los platos
has olvidado, Eros,
la bolsita con el juego de dados.
¿No es importante tan sencillo juego,
dices, muchacho alado,
quebrando siempre en tus dedos
algún corazón aún tierno?
No quiero dudar de los dioses
pero en tu dulce juego
por dos veces mi número ha salido.
¿Por qué no corriendo junto a Psique
has olvidado sobre la mesa, junto a los platos,
también el carcaj forrado y los duros dardos?

Sandra López

lunes, 17 de enero de 2011

Mi táctica
Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé con qué pretexto
por fin me necesites
Mario Benedetti

Mi táctica es- si te preguntan-
ser amor ausente que no llega,
soldado que se alza en pie de guerra,
minutero del reloj que al fin se para.

Mi táctica es-si me preguntas-
un audaz caracol que perdió su casa,
un melancólico piar sobre la rama,
espina que se hiende en carne pura.

Mi táctica es-si te respondo-
cuerdas vocales distendidas,
un aguacero a media tarde,
huraño miedo que allá se esconde.

Mi táctica es-si me respondes-
lírica mélica mal entendida,
virutas candentes no apagadas,
mudas palabras a tus preguntas.

Sandra López

viernes, 14 de enero de 2011

Tu favorita

En ti tu favorita nació siendo
un inacabado y negro boceto,
el endecasílabo de un soneto
que en tu dorada pluma iba naciendo.

Ánfora de figuras incompletas,
tumba de íberos en el allende,
que de favores dan al que no atiende
los que fueron mis dioses más devotos.

Mas al sol la luna también lo apaga
y de favorita a cansancio puro,
tornándose esta hierba en prado duro,
siendo fastidio lo que ya no halaga

Sandra López

miércoles, 12 de enero de 2011

Ideal antiheroico

Yo también dejé olvidado junto a un arbusto mi escudo
pero yo prescindí de comprarme otro mejor.
Apoyé mi espalda herida sobre un álamo que apenas recuerdo
y noté que para mí no eran de Ares los combates
y el gusto por la guerra y la ardorosa campiña del campo
había perdido, como hiciera Lidia con Síbaris,
y los frenos puntiagudos domando a los salvajes caballos.
Yo las caricias de Afrodita, el fuego del amor
brillante, yo los combates contra los dardos del feroz Cupido.
Yo versos ligeros como ligeras plumas,
arma  irreprochable que mejor soportan mis lívidos brazos
 Sandra López

martes, 4 de enero de 2011

Existencialismo

Es cierto que cuando duermo no pienso
en el oro que adorna las sienes
ni en las botas del dictador,
ni vago errante el pensamiento
en ideales de comunismo o consumismo.
Cierto es que a prueba no someto,
aunque critique,
las soluciones radicales a una crisis,
ni debato entre los libros ideales.
Es cierto que el mundo empequeñece entre mis sábanas
y la tierra gira un momento en mi cabeza
y del orbe que circula me quedan cada noche veinticuatro horas.
Tal vez, es cierto, peque de inocente,
de cobarde, de apolítica,
pero en mis noches no es el gobierno quien me mece
ni mis temores me los cura un solo presidente.
Es cierto que en mis noches me adormecen
pequeños susurros de existencialismo:
la discusión tonta de una frase, el beso dulce de tus labios;
el caluroso sol de marzo, el miedo que arrancó uno de mis llantos.
Cierto es que mis ojos no se nublan con Morfeo
galopando sobre guerras físicas o verbales,
con algunos de los males que el mundo infestan
sino con dulces palabras de un día duro,
de un día corriente con sus abrazos, el devenir ontológico
de seres que transitan, historias que se alargan por un día.
Y es cierto, es cierto, y no me quejo,
que tengo suerte de escribir en la era en la que escribo.

Sandra López