Porque este rincón fue tu olvido, mi olvido, el olvido

domingo, 10 de octubre de 2010

Heríode

Escondida anda Heríode que al mercado tampoco acude
y solícita no se presta a la blanda cera de mis cartas.
Pero su rostro sigue siendo de plata
y sus manos de oro puro,
aunque ahora en mi mente estén grabadas.
Los Eros de mármol se han amotinado,
ejército del amor, porque no tienen destinatario
y Cipris burlada se siente porque ella, diosa,
tampoco te halla.
Helios se oscurece en mi retina
o los caballos de Febo pastan cansados.
No veo. ¿Dónde te encuentras, tierna Heríode?
Esta ciudad enemiga es tan grande y tú tan delicada.
Que se me reproche que te dejé marchar,
mas que me concedan que tú te has ido


Sandra López

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