Porque este rincón fue tu olvido, mi olvido, el olvido

sábado, 29 de enero de 2011

Reconstrucción del fragmento papiráceo 2b

 Gracias
Oh, Tristia, dolor de mi dolor
no sé quién querrá volver mañana
cuando la aurora haya dejado ya rosados
los dedos de aquella mano
que dio vida a vuestros versos.
Menos ahora, que el viento
cegados ha dejado los huecos
de la doble flauta con la que
se creaban melodías tan sutiles,
tan hermosas y completas,
tan dolorosas y tristes,
tan en el alma certeras.
Pues eres, Tristia, audaz heraldo,
y golpeando las puertas
mi corona ebria dos borrachos me robaron
y los canes que la guardan.
Eco de los golpes, resonancia de mi herida
que sangra en mala hora.
Ay de mí, qué llega ahora, Tristia,
cuando no encuentra consuelo
mi corazón desterrado,
ni leyendo vuestros versos.
Cuando ella, traicionera, sin dudarlo fue tras él.
¿Qué musas de la tristeza,
Tristia, te pusieron ese nombre?
Almudena

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